
Dice, sin remilgos, que ni está ni estará por el choque de trenes con el Estado, porque ahora lo prioritario no es la secesión, sino salir de la crisis. Íñigo Urkullu Rentería (Alonsotegui, 1961), quinto lehendakari de la democracia y candidato a la reelección, sigue soñando, como buen nacionalista, con una Euskadi independiente, pero se aleja claramente del desafío catalán.
La entrevista, concertada para publicar el último día de la campaña, se celebra en Durango, el pueblo de su mujer, donde minutos antes ha celebrado un acto político. Aunque inicialmente se prevé un encuentro de apenas media hora, una vez metidos en harina alarga la entrevista más de hora y media haciendo pedagogía política en cada una de sus respuestas, sin eludir ninguna pregunta y sin mirar el reloj ni una sola vez, a pesar de su saturada agenda electoral.
Es un hombre amable, sensato y exquisitamente educado, de grandes principios, con un discurso nacionalista de libro, pero absolutamente conciliador y respetuoso con la discrepancia. Tal vez por eso cuando la periodista le pregunta si se siente español responde que él es vasco y sólo vasco, pero aunque le aprieten las costuras en el traje de España no está por la ruptura.
Afirma que, pase lo que pase el domingo, no habrá cambio de cromos a nivel nacional, ni con el PP ni con el PSOE, y que cualquier apoyo a la gobernabilidad de España pasa por la agenda vasca. No se le cae de la boca la palabra "pacto" y no descarta a nadie, ni siquiera a Podemos. Insiste en que el final definitivo de ETA -con la entrega de las armas y el reconocimiento del daño causado- debe producirse esta legislatura y afirma que el secreto de su éxito está en cumplir la palabra dada. Puede presumir de ello.
Según las encuestas, su partido volvería a ganar las elecciones en Euskadi. Pero, si no fuera así, ¿quién va a ser su compañero de viaje?
Yo aspiro a ganar las elecciones, pero no podemos relajarnos. Soy muy consciente de que la realidad es diferente a la de los últimos cuatro años. Entonces no existía Podemos y ahora estará, y posiblemente con alta representación. En cualquier caso, yo sigo manteniendo mi línea de actuación, de diálogo y acuerdo con todos, también con Podemos.
Muchos creen que el secreto de su éxito, frente a lo ocurrido en Cataluña, es que ha priorizado el relanzamiento económico, en plena crisis, al discurso identitario...
La clave ha sido trabajar por la convivencia política y social. Planteamos como primer eje de actuación la reactivación económica y la generación de empleo, garantizando las políticas sociales en sus servicios esenciales. Segundo: la paz y la convivencia política y social normalizada en Euskadi. Y tercero: un nuevo estatus de autogobierno, que lo hemos descansado en el Parlamento vasco. Para el futuro, mi primer objetivo sigue siendo un crecimiento sostenible basado en más y mejor empleo.
Una de sus promesas electorales es bajar el índice de paro por debajo del 10%. ¿Eso es viable?
Euskadi tiene un 12% de paro, mientras en España hay un 20%. Tenemos un nivel de salarios de 2.200 euros de media, solamente superado por la Comunidad de Madrid, y tenemos una afiliación a la Seguridad Social de 906.000 personas. Nuestra aspiración es bajar por debajo del 10% las cifras del paro, lo que supone la creación de unos 65.000 puestos de trabajo en los próximos años.
Sea como fuere, ¿no teme que la unión de Podemos y EH Bildu pueda dar el 'sorpasso' al PNV?
Antes el sorpasso era que un partido político pudiera superar al Partido Nacionalista Vasco y ahora el sorpasso es la alianza entre Podemos y EH Bildu. Pero, vamos, en políticas sociales hasta Pablo Iglesias ha dicho, públicamente, que querría para el conjunto del Estado las mismas que Euskadi, por lo que deduzco que ofrece lo mismo que nosotros. A mí esos discursos de sorpassos de derechas e izquierdas me parecen antiguos. Lo importante es hacer las cosas bien.
¿Usted cómo se define ideológicamente?
Soy un humanista.
Sin más, ¿no le pone adjetivos?
No.
Pero también es nacionalista, ¿no?
Ideológicamente, primero soy nacionalista abertzale, y en lo social soy humanista. Creo en el valor de la persona, y aspiro a la construcción de una sociedad modulada, sin que nadie quede atrás en el desarrollo social.
¿Cómo cree que influirá el resultado del domingo en la gobernabilidad de España?, ¿habrá 'cambio de cromos' con el PP o el PSOE si usted necesita de sus votos?
Soy consciente de que las elecciones vascas pueden influir en la gobernabilidad de España, pero no por el planteamiento torticero que se está haciendo. No va a haber cambio de cromos por parte del PNV, entre otras cosas porque no parece que ni el PP ni el PSOE vayan a ser decisivos aquí. Yo lo que ofrezco en Euskadi no es una política de bloqueos, ni vetos, ni líneas rojas, como existe en la política española. Aquí apostamos por una política de diálogo.
Pero, aunque sea sin 'cambio de cromos', ¿está dispuesto a llegar a pactos con Rajoy, con Sánchez o incluso con Iglesias?
El PNV ha tenido y tiene capacidad para pactar con cualquier partido político. En la comunidad autónoma de Euskadi hemos pactado con todos, y en el Estado español también hemos pactado con el PP y con el PSOE. Llegado el caso, no veo obstáculos tampoco para poder pactar con Podemos, aquí o allí.
¿Qué opinión tiene usted de Pablo Iglesias?
Ni le conozco ni le he tratado personalmente. Desde fuera, creo que con el paso del tiempo ha practicado una política más realista. Hace unos meses iba a Grecia a apoyar a Tsipras, aplaudía a Maduro, y denominaba casta a los demás, y ahora incluso está viviendo situaciones internas de discrepancias propias de los partidos que tanto criticaba. Yo no creo en los partidos viejos ni en los partidos nuevos, sino en los partidos que actualizan su mensaje sin renunciar a sus principios políticos.
Vamos, que el PNV no será un obstáculo para la gobernabilidad de España...
Nuestras cartas están sobre la mesa. Si se respeta la agenda vasca, el ámbito institucional, estatuto de autonomía de Guernica, más actualización y profundización del autogobierno, reconocimiento de la realidad nacional de Euskadi, garantía de la relación de igual a igual, la bilateralidad desde lo que es un sistema de garantías, no habrá problemas . Si abordamos esas cuestiones, el PNV no será un obstáculo para la gobernabilidad de España.
En resumen, que si Rajoy o Sánchez necesitan del PNV les tiende la mano para salir de este bloqueo.
En el caso de España, no se trata de la gobernabilidad por parte del PP o el PSOE; se trata de estabilidad. No se trata tanto de permitir que cualquiera de los candidatos sea investido presidente del Gobierno español si por detrás no hay garantías de un Gobierno estable. Si alguien quiere tener una relación con el PNV tendrá que abordar los temas de Euskadi, y ni el PP ni el PSOE han planteado ese asunto. Si Rajoy o Sánchez quieren el apoyo del PNV para garantizar la estabilidad de un hipotético Gobierno tendrán que abordar el tema de Euskadi obligadamente.
¿Ha hablado con Rajoy o con Sánchez de ello?
No.
¿Usted cree que Rajoy es un obstáculo a nivel personal o puede intentar una nueva investidura?
Mariano Rajoy encarna lo que ha sido una manera de hacer política por parte el PP, abusando de su mayoría absoluta. El problema no es Rajoy, sino la forma de actuar y el estilo del PP, que ha desaprovechado la oportunidad de su mayoría absoluta para dialogar con las formaciones políticas y hacer pactos de Estado. Ahora Rajoy en el pecado está teniendo la penitencia, y su manera de hacer política, de espaldas a todos, le está pasando factura y está teniendo un efecto bumerán.
Pues tampoco Sánchez lo tiene claro, con su partido abierto en canal y sus barones en pie de guerra, ¿no?
El PSOE está inmerso en una convulsión interna, y eso para quien lidera el partido es malo, porque es un signo de debilidad que hace aparecer a Pedro Sánchez como un líder acorralado y solo. El espectáculo que están dando no es bueno.
¿Ha tenido ocasión de hablar con él, le ha pedido apoyo si llega el caso?
Tuvimos ocasión de hablar hace ya más de un año, y no he vuelto a hacerlo.
¿Y es normal que se esté exigiendo por parte de otros partidos las cabezas de Rajoy o Sánchez?
Evidentemente, los adversarios políticos no pueden imponer el candidato al contrario, pero también es verdad que los partidos, llegados al punto que estamos, deben saber valorar cuáles son las circunstancias y analizar si tienen autoridad ante el líder para hacerle reconsiderar su postura. No sé cuáles son las circunstancias que se dan ni en Rajoy ni en Sánchez, pero once meses sin Gobierno deben ser un argumento de peso para sus respectivos partidos.
¿Qué supondría un escenario de terceras elecciones?
Llegar a unas terceras elecciones significaría una crisis de Estado de hondo calado y sin posibilidades de solución. Tener que llegar a unas terceras elecciones es una situación de fracaso en la manera de hacer política, donde algunos están imponiendo unos vetos y unas líneas rojas que debilitan la democracia.
¿Habría que ir a un cambio urgente de la Ley electoral, introducir la segunda vuelta u otra fórmula que impida en un futuro este bloqueo?
No se trata tanto de cambiar la Ley electoral como tal vez de modificar el reglamento en el propio Congreso de los Diputados para la elección del presidente del Gobierno, pero insisto en que eso no garantiza que se tenga un Gobierno estable.
¿Y cuáles son sus 'líneas rojas'?
No tengo líneas rojas.
Pues se ha escrito que el tema de los presos de ETA y la política penitenciaria sería una condición sine qua non para usted...
No es cierto. Esa es una utilización que ha hecho el PP de manera interesada de una conferencia en los cursos de verano de El Escorial sobre la paz en Euskadi. Nosotros seguimos reivindicando el desarme definitivo, la desaparición de ETA, el reconocimiento crítico del pasado, la atención a las víctimas y una política penitenciaria dentro de la legalidad. Esa es nuestra hoja de ruta para conseguir la paz definitiva y el final ordenado de la violencia, pero ni es una línea roja ni una condición sine qua non de nada.
Sea como fuere, ¿ésta debe ser la legislatura de la desaparición definitiva de ETA, la entrega de las armas y la petición de perdón?
Sí. Hay que dar carpetazo definitivamente a la agenda de ETA y culminar el desarme esta legislatura. Tiene que haber un reconocimiento del daño injusto causado, desde una lectura crítica del pasado, y está clarísimo que no se puede volver a repetir ese pasado. Yo estoy convencido de que el final de ETA es irreversible.
¿Ha sacado alguna conclusión de lo mal que se ha gestionado el tema de la independencia en Cataluña o también incluye el derecho a decidir entre sus prioridades?
Sin despreciar a nadie, y siendo muy consciente de que las realidades de Cataluña y Euskadi son diferentes, mis principios son el de un nacionalista que aspira a construir su país progresivamente, cada vez con más autogobierno, dentro del marco de la Unión Europea, y con la actualización de la Constitución Española. Abogo por una consulta legal y pactada, y un principio de legalidad donde encajarla.
¿El derecho de autodeterminación es lo mismo que el referéndum o la independencia?
No. El derecho de autodeterminación es un derecho, y el referéndum una herramienta. El derecho de autodeterminación ya fue planteado por el PNV en el 2011, cuando se produjo la reforma exprés de la Constitución. No es lo mismo que el derecho de secesión, y el derecho a decidir no es lo mismo que el derecho de autodeterminación. El derecho a decidir se puede llevar a la práctica mediante una consulta legal y pactada, que es por lo que aboga el PNV.
Una curiosidad, ¿usted se siente cómodo en el traje de España, o le aprietan las costuras?
Yo soy vasco, y me siento muy cómodo siéndolo.
¿Sueña con una Euskadi independiente?
El PNV surgió para crear un Estado independiente de un pueblo que existe. Como nacionalista, yo voy a seguir trabajando en esa dirección, siendo consciente de que soy el lehendakari de una comunidad autónoma de tres territorios, y en ese sentido aspiro a más autogobierno. Nuestra moneda tiene dos caras, una es la construcción nacional progresiva, y otra la construcción social. En este momento, nuestra prioridad es esa construcción social en base al desarrollo económico, y más autogobierno desde un acuerdo institucional en el Parlamento vasco.
Vamos, que el 'plan Urkullu' no pretende una ruptura, una desconexión, una independencia inmediata...
No queremos la ruptura. El plan Urkullu, que es el plan del PNV, pretende un acuerdo en el Parlamento vasco entre diferentes y un pacto con el Estado dentro de la normalidad para ahondar en el autogobierno y mejorar el Estatuto de Guernica.
¿Usted es consciente de que en una España federal no cabrían ni el cupo ni el concierto, o por el contrario debe ser un sistema exportable?
Nosotros no negamos que nadie pueda tener un sistema como el concierto económico, siempre y cuando esté anclado en unos derechos históricos que la Constitución Española sólo reconoce al pueblo vasco. El concierto económico es un riesgo unilateral de gestión propia: nosotros no recibimos subvenciones del Estado, recaudamos nuestros propios impuestos, y además pagamos un cupo, que es una cuota, que cada cinco años debe ser revisada legalmente con el Estado español. Ni el concierto ni el cupo son privilegios, como algunos pretenden plantear.
¿Qué le pareció la escena de Homs ante el Tribunal Supremo, situándose por encima de la ley y hablando de sentencias amañadas?
Esas imágenes ya las hemos visto en Euskadi en el pasado, con Atutxa y dos miembros de la mesa del Parlamento vasco. El problema no es tanto ver a esos políticos ante el Supremo, sino la causa por la que están, por la falta de voluntad de diálogo para ejercitar la política. Si hubiera habido voluntad de entendimiento, no habría habido judicialización de la política, ni en Cataluña ni en Euskadi, que es el problema. Todos estamos sometidos al imperio de la ley, pero la judicialización de la política a esos niveles es un exceso.
¿Rita Barberá debería dejar su escaño de senadora?
Rita Barberá le hace un flaco favor no solamente al PP, sino a la política, manteniéndose como senadora. Debería dejar el Senado, y además no es cierto que el PP, como dicen, no tenga autoridad sobre ella. Ha sido elegida en representación del partido, y claro que tiene autoridad.
El PP, acorralado por la corrupción, y el PSOE con los ERE, con penas incluso de cárcel a Griñán y Chaves...
Está claro que en los casos de corrupción los partidos tienen responsabilidades orgánicas, pero además aquí ha habido una práctica muy continuada y abusiva de algunos que se han valido de sus cargos en la política para enriquecerse, tanto a nivel interno de los partidos como de las instituciones. Hay que acabar completamente con la corrupción si queremos una democracia sana.