Elecciones Autonómicas-Municipales 2015

¿Navarra ingobernable? Ocho partidos y un destino

Barcina (UPN), que se retira, daría paso a una región ingobernable. Imagen: EFE

Especial elecciones autonómicas y municipales del 24M. La pluralidad es la riqueza de la democracia. Pues toma taza y media. Si las encuestas no mienten, Navarra tendrá que afrontar en cuestión de días el reto que implica el mayor ejercicio de entendimiento político de la historia reciente española. Parecen palabras grandilocuentes, quizás exageradas, pero si la cosa anda complicada por Andalucía con cinco formaciones con mandato electoral, imagínense si a la receta le añadimos tres partidos más y un buen mejunje ideológico.

Y es que en la espesa sopa política navarra puede distinguirse el sempiterno e innegociable foralismo, el nacionalismo que mira hacia Euskadi, la fuerza inesperada de Podemos, el voto inescrutable a Ciudadanos y una guinda en forma de diferencias a priori irreconciliables. Definitivamente la política está cambiando. Se supone que a mejor.

Para no montar un quilombo demoscópico incomprensible, utilizaremos la fuente 'oficial' por antonomasia como augurio de lo que queda por venir en ese pequeño territorio del Norte con una de las rentas per cápita más altas del Estado y unos indicadores de bienestar social muy por encima de la media española.

Si el CIS no engaña, y generalmente suele tener algunas de las irreversibles propiedades del algodón, el próximo domingo el quesito del parlamento navarro tendrá un color más que el arco iris. Ocho formaciones dispuestas a la batalla del pacto sin más del 20% del respaldo en forma de voto. Como previsiblemente sucederá en casi todas las comunidades autónomas, el recuento no marcará el final de la contienda política, sino más bien el principio.

Resumen frío

Según el último sondeo cocido a fuego lento, Podemos y UPN empatarían en lo más alto, separados por unas décimas en el filo de la quinta parte de los sufragios. Ambos partidos alcanzarían los 11 parlamentarios, aunque puede que los regionalistas obtuvieran un escaño más.

Por el otro lado de la luna, los partidos nacionalistas perderían fuelle en beneficio de la formación morada, lastrados también por la división en varios frentes, si bien Aralar se presenta esta vez con EH Bildu. Dicha coalición mantendría el tercer puesto con los mismos siete escaños conseguidos en 2011. Uxue Barcos y su Geroa Bai, por su parte, perderían tres representantes pasando de 8 a 5. En total, las opciones nacionalistas obtendrían 12 diputados.

El Partido Socialista de Navarra se pegaría otro buen pepinazo, pasando de ser segunda fuerza a cuarta, con 6 escaños y dejando tres por el camino. Ciudadanos, con su antiforalismo declarado, lograría entre 4 y 5 escaños.

El Partido Popular lograría 3 representantes e Izquierda Ezkerra, la marca navarra de Izquierda Unida, obtendría 2. En ambos casos, pierden un escaño respecto a las elecciones de 2011.

Teoría de bloques

Un parlamento con medio centenar de escaños se antoja pequeño y grande a la vez. Con la mayoría absoluta irremediablemente situada en los 26, las cábalas siempre acaban apuntando hacia la división natural foralismo-nacionalismo.

En principio, Podemos, Bildu, Geroa Bai e Izquierda Ezquerra no parece que vayan a tener ningún problema en encontrar puntos programáticos suficientes para el pacto de gobierno. Pero es que, según las cifras del CIS (y también de otras encuestas posteriores), ni con cuatro partidos sería suficiente. Entre todos ellos sumarían 25 en el mejor de los alientos demoscópicos.

Por otro lado, el regionalismo de UPN le pone ojitos a un reticente socialismo navarro y a ese gemelo popular que decidió irse a vivir al centro en 2008. Entre los tres sumarían 20 o 21. El baile del escaño perdido dejaría con 12 a UPN pero con 4 a Ciudadanos, por lo que ese cuarto partido en esta particular alianza de civilizaciones valdría para sumar 'solo' 25 diputados. Tampoco.

El invitado incómodo

Como es lógico, Ciudadanos no estaría cómodo ni como foral ni como nacionalista. Pero en una pirueta en la que el PSN e Izquierda Ezkerra tratarían de explotar el talante moderado de Uxue Barcos (Geroa Bai) y la buena fe de Podemos, se llegaría a la puerta de los 24 parlamentarios. Contando con el partido de Rivera, sí habría mayoría. Pero el cinco tiene mala rima si se busca un gobierno medianamente estable.

Tan solo un casi impensable 'tetrapartito' con UPN, PSN, Geroa Bai y Ciudadanos llegaría al 26, pero las diferencias irreconciliables entre los regionalistas y la posición de integración de Navarra en Euskadi defendida por Barcos hacen de este pacto una quimera.

El enemigo a batir, y aún no se ha votado la primera vez, es no tener que hacerlo una segunda. Al menos eso aseguran todos y cada uno de los protagonistas en contienda. Por lo que pueda pasar, los partidos navarros esperan el desenlace con un ojo guiñado y el otro fijo en el escrutinio.

El fracaso democrático acecha en lo más profundo del fuero porque la esencia de la responsabilidad democrática, según dicta el manual de la corrección política, reside en la preocupación por las mayorías programáticas y no en las guerras de siglas y sillones. Definitivamente, el 2015 será el año del pacto. Hagan juego.

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