
El PP traza un cordón sanitario en torno a los miembros más quemados del Gobierno, con objeto de que no perjudiquen su campaña electoral. Especialmente taxativo ha sido el veto que han impuesto varios dirigentes regionales al ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, en sus mítines.
Los candidatos han trasmitido ya a Génova que prefieren que sea el ministro Luis de Guindos, el que hable de la mejoría económica rechazando expresamente la presencia del titular de Hacienda en sus actos. No es fácil encontrar a alguien en el PP que busque la proximidad de Montoro.
A la espontánea antipatía que despierta el máximo responsable del fisco se suma el gusto por "ir por libre", del que el ministro hace gala en los últimos tiempos y que tanto irrita a sus correligionarios. Nadie se fía de lo que puede ser capaz de decir desde la tribuna de un mitin.