
Pedro Sánchez sale muy reforzado del estrés electoral de las últimas semanas y mejora su posición de cara a la negociación de la investidura.
Los dos políticos que más se jugaban en esta jornada electoral no eran candidatos. Pablo Casado, en el PP, y Pablo Iglesias, en Podemos, necesitaban de un buen resultado para atenuar o resolver sus problemas internos.
La importancia de los candidatos se pone de manifiesto en los comicios locales. Errejón y Almeida son dos de los triunfadores de la noche electoral. El primero sobre las huestes de Pablo Iglesias y el candidato municipal del PP al compararse su resultado con el de Ayuso, la candidata a la Comunidad, con un resultado más apretado.
Casado, que salva Madrid y recupera el ayuntamiento, puede alzar la voz para mantener su discurso de la remontada. Mantiene Castilla León y pierde La Rioja. Daños controlados, la sombra de Feijóo se difumina en la niebla del macizo galaico. Ahora toca recomponerse, salvo que haya adelanto electoral pasarán varios años hasta las próximas elecciones.
Sánchez intentará gobernar en solitario, sin la entrada de Iglesias en el Gobierno. El líder de Podemos se devalúa tras los resultados en las urnas, cada vez su fuerza electoral es menos decisiva; las divisiones internas han estado presentes en los últimos años. La de Errejón, la más mediática, la más dura. En su huida hacia delante, Iglesias reclamaba un sillón en el Gobierno, en base al sentido común que parece no le ha acompañado.
Dos candidatos probablemente abandonen la política. Carmena y Gabilondo revisarán su horizonte vital y no parece consistente que lleven el peso de la oposición (en el Ayuntamiento y en la Comunidad de Madrid), para intentar gobernar dentro de cuatro años; demasiado tiempo, demasiada espera. Gabilondo se arrepentirá de su propuesta de subir los impuestos, recuperando el de sucesiones, que durante la campaña le ha ido persiguiendo. El electorado no le ha creído cuando decía que solo subiría los impuestos al 2% de la población.
Nunca ha estado tan presente el tema de los impuestos en unas elecciones. El impuesto de sucesiones, tan diferente de unas comunidades a otras, ha hecho que los ciudadanos tomen conciencia del valor de su voto. El gobierno central tiene ahora que mover ficha, puede suprimirlo para que no existan diferencias o crear uno nuevo que no pueda ser modificado por las CCAA. Lo que le ha ocurrido a Gabilondo puede servir de reflexión.
Tras una campaña electoral de baja intensidad, con pocas sorpresas, la sala de espera del palacio de la Moncloa está repleta de temas pendientes. Los que dejó Rajoy, los que se crearon después y los importantes: las pensiones, la negociación de la PAC, la ralentización económica, etc.