
No es el plan soñado por el presidente del Gobierno en funciones, Mariano Rajoy, pero es lo que exige el nuevo escenario político que se ha abierto tras el fracaso a la hora de intentar formar Ejecutivo con los resultados del 20D. Así contemplan en el PP la necesidad de que su líder asista a algún debate 'a cuatro' previo al 26J y no se ausente como hizo en los de diciembre.
Siempre defensor de participar en debates únicamente con el líder de la oposición, Rajoy fue duramente criticado en diciembre por ausentarse del único debate a cuatro que se celebró y al que acudió la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría en representación suya. Algo que el equipo electoral del PP, encabezado por Jorge Moragas, nombrado este pasado martes director de campaña nuevamente, no quieren que vuelve a ocurrir.
Según informa el diario El Mundo, aunque el liderazgo de Rajoy ahora mismo incuestionable y el partido sigue haciendo gala de una férrea estructura jerárquica, la cúpula del mismo quiere forzar al presidente a participar en al menos un debate de este formato.
En Génova saben que el horizonte del 26J no pinta mal para el aún presidente y por eso quieren aprovechar el viento a favor. Los distintos dirigente favorables a este decisión entienden que ahora mismo tendría más coste para Rajoy ausentarse que asistir, al contrario de lo que pasó en diciembre.
Conscientes de que la excusa esgrimida en diciembre de que Podemos y Ciudadanos no tenían aún representación parlamentaria para justificar el cara a cara con Sánchez, en el PP también piensan fórmulas para intentar sortear en lo posible un formato de debate en el que los otros tres candidatos irían a por el que ostenta el Gobierno pero a la vez poder contentar a varias televisiones. Se trataría de "tres debates a dos", en los que el candidato fijo sería invariablemente Rajoy.
Pese a todo, esta cuestión aún no se ha abordado formalmente en Génova y tampoco se sabría a qué número de debates exactos acudiría Rajoy. El propio mandatario reconocía ayer en una entrevista a la Cadena Ser que "a nadie le apetecen debates" y que no eran "algo cómodo", además de suponer "un gran esfuerzo", a lo que añadía que se resignaría a hacer lo que le dictase el propio Moragas. Todo un mensaje para los suyos de que no venderá fácil su asistencia a los mismos y menos a un formato en el que le aguardarán con impaciencia Sánchez, Albert Rivera y Pablo Iglesias.