
El retraso en la subida de tipos dificulta el negocio bancario en Europa. De ahí que el pesimismo de los analistas con el Santander, que necesita crecer a doble dígito cada año para cumplir sus metas de rentabilidad hasta 2021, se antoje lógico.
No obstante, la entidad cántabra cuenta con palancas suficientes con las que podría disminuir costes y acercarse a sus objetivos. Con esta idea, un mayor impulso digital reduciría la factura del negocio tradicional.
El Santander también puede recurrir a una menor retribución en cuentas o depósitos, ya que es de las pocas entidades con margen para hacerlo. Con todo, son los ahorros que podría obtener por la integración de Popular, a través del cierre de oficinas, lo que convierte sus expectativas en realizables.