
El segundo accidente en cinco meses de un Boeing 737 MAX lleva a varias agencias de seguridad aérea a cerrar su espacio aéreo al avión hasta que se aclare si, tras los incidentes, hay un fallo técnico. La decisión deja en tierra a 190 aviones de 30 aerolíneas y ya amenaza el 80 por ciento del negocio civil de Boeing, por las posibles cancelaciones de pedidos.
Pero el verdadero peligro está en el daño reputacional de ser objeto de una medida de excepción (como es que la operativa de un determinado modelo de avión quede vetada). El fabricante debe ofrecer explicaciones con celeridad para atajar esa situación. Es más, resulta sorprendente que el primer accidente que sufrió un miembro de su flota MAX, en Indonesia, esté aún sin aclarar tras casi medio año.