
Los documentos de Villarejo revelan que accedió a informaciones muy comprometedoras sobre el actual presidente de honor de BBVA, Francisco González, en la campaña de espionaje ilegal que, presuntamente, el banco encargó al policía.
Las escuchas a Sacyr en 2004 muestran que la constructora buscó atacar a González con datos sobre su implicación en un entramado creado para financiar al PP desde 1992.
Sin duda, la guerra sucia de Sacyr para asaltar BBVA, a la que se deben estas revelaciones, es injustificable. Pero igualmente grave es la nueva sospecha que se cierne sobre González, a quien Villarejo sitúa como "responsable" de una trama entre cuyas acciones figura el soborno. La presunción de honorabilidad del banquero queda así todavía más en entredicho.