
La adecuada estrategia de Iberdrola en áreas reguladas y contratos a largo plazo hace que supere sus previsiones de crecimiento. De ahí que eleve los objetivos, garantice dividendos de 12.500 millones hasta 2022 y aumente las inversiones.
Al contrario que en el pasado, las renovables españolas vuelven a ser objeto de deseo de Iberdrola, con una inversión de 4.200 millones. Esta apuesta por nuestro país tiene lógica empresarial. Lejos de apresurarse, la firma ha esperado a que los avances tecnológicos permitan a las energías verdes ser rentables por sí mismas. A este hecho se une un marco regulatorio que sufre menos vaivenes que en el pasado. Por tanto, en paralelo a su ya amplia expansión exterior, se dan las condiciones para que la empresa mire también a España.