La farmacéutica Bristol-Myers (BMS)protagoniza la mayor operación del sector desde 1999, con la compra de Celgene por casi 65.000 millones.
Lejos de lo que puede parecer, la magnitud de la cantidad pagada por BMS por la biotecnológica tiene lógica empresarial. Para empezar, la integración de las firmas permitirá contabilizar sinergias de costes, estimados en más de 2.200 millones.
Pero lo más importante es que la operación supone el nacimiento de un gigante farmacéutico especializado en combatir el cáncer. Bristol ha sabido ver el potencial que Revlimid, el fármaco estrella de Celgene, tiene para tratar estas patologías y aprovecharlo para situarse en una posición de privilegio en un campo sanitario con grandes perspectivas de crecimiento.
