
La llegada de la lluvias provoca que el precio del aceite de oliva caiga un 21%, hasta 2.861 euros por tonelada, desde febrero. A pesar del desplome, el consumidor sigue pagando el producto al mismo precio que hace un año, cuando el litro se situó entre 5 y 6 euros por la sequía. En el sector hay una fuerte especulación.
Existen intermediarios que compran el aceite a la baja antes del inicio de la campaña, alegando que se protegen de la falta de lluvias, y luego lo venden con importantes alzas. En esta ocasión, las precipitaciones garantizan el abastecimiento y provocan una caída, que sin embargo sigue sin trasladarse al consumo. Es preciso, por tanto, tomar medidas para reducir la especulación en un producto básico en la cesta de compra.