
Siete grandes fondos de inversión internacionales se preparan para entrar en el mercado español en los próximos meses. Se demuestra así que continúan mostrando plena vigencia los factores que, en los últimos años, han hecho especialmente atractivo a nuestro país.
Así a la abundante liquidez y las benévolas condiciones crediticias de que disfruta toda la zona del euro, gracias a la política expansiva del BCE, España puede añadir un crecimiento del PIB líder en la Unión Monetaria que no perderá fuelle en 2018. De hecho, los expertos ven posible que el avance económico vuelva a rondar el 3%.
Sin embargo, este nuevo desembarco de fondos no constituye una mera continuación de una tendencia ya iniciada. El alto potencial inversor que atesoran, cercano a los 10.000 millones, muestra que el mercado español se está consolidando como escenario de operaciones corporativas de rango alto (las que se valoran entre 2.000 y 4.000 millones), como la que protagonizó Repsol cediendo su 20% de Gas Natural a CVC.
En esas expectativas, puede enmarcarse el propósito de Mubadala de vender parcialmente Cepsa. España, por tanto, exhibe claras fortalezas ante los inversores, pero no debe olvidarse que aún existen focos de inestabilidad.
La parálisis institucional que Cataluña sufre todavía lastra su economía en varios sectores. Lo demuestra el parón que sufre el negocio del alojamiento de directivos internacionales en Barcelona. El problema catalán, además, causa perjuicios en la política nacional, como la imposibilidad de aprobar en el Congreso los Presupuestos de 2018. Urge eliminar el crecimiento de esas incertidumbres, para evitar que el auge inversor histórico que disfruta España se trunque.