
Las autonomías afrontan este año 32.000 millones en vencimientos de deuda, un récord histórico. Paradójicamente, gran parte de esas obligaciones se derivan de un mecanismo como el Fondo de Liquidez Autonómico (FLA) nacido para aligerar la situación financiera de estos territorios. Sin duda, sus benévolas condiciones (tipos al cero por ciento, posibles quitas futuras...) han animado a hacer un uso sin límite del FLA.
Pero sobre todo contribuye la prolongación de su vigencia sine die, mucho más allá de la situación de crisis para la que fue diseñado. Resulta ya necesario acabar con unas condiciones como ésas que invitan a un endeudamiento autonómico muy alto, que ya asciende a la preocupante cifra de 286.000 millones, cuatro veces más que en 2008.