La deriva soberanista golpeó al sector turístico catalán. Esta autonomía vio cómo la llegada de visitantes extranjeros caía un 4,7% en octubre. En noviembre también retrocedió, aunque más moderadamente (un 2,3%) lo que demuestra el efecto positivo que tuvo la aplicación del artículo 155.
Este último dato constituye una prueba de que, si se mantiene la estabilidad institucional, la industria turística catalana está en condiciones de superar el bache. En los próximos meses, los turistas comenzarán a planificar sus vacaciones de Semana Santa y verano. En un sector en el que las expectativas lo son todo, resulta fundamental disipar temores a nuevos conflictos, si Cataluña quiere volver a ser un destino competitivo en la temporada alta.