
La inversión extranjera en Cataluña cayó un 75% en el tercer trimestre. No es casual que fuera precisamente entonces cuando se truncó la buena tendencia, con avances del 20%, que presentaba la llegada de capital foráneo a esa autonomía. De hecho, en septiembre la deriva secesionista empezó a extremarse, en preparación del cénit que alcanzó en octubre.
El desplome de la inversión extranjera se suma así a otros indicadores (inmobiliarios, de consumo, laborales...) que demuestran el golpe que la inestabilidad infligió a Cataluña. Resulta crucial que, tras las elecciones de hoy, se conformen pactos que permitan asegurar el cumplimiento de la legalidad constitucional y disipen las incertidumbres. Solo así los inversores volverán a confiar en Cataluña.