
La Junta Única de Resolución (JUR) demostró este año, con la intervención del Popular, su gran responsabilidad en el sistema bancario europeo. Pero solo puede sorprender que aspire a mantener un rol tan crucial considerando los profundos fallos de su organización interna. Resulta muy grave que la JUR, según el Tribunal de Cuentas de la UE, no cumpla objetivos a la hora de contratar el personal cualificado que su labor demanda.
Igualmente llamativo es que no tenga aún un protocolo de normas definitivo para actuar sobre las entidades bancarias. A lo anterior hay que añadir la preocupante tendencia a la opacidad de su reelegida presidenta, Elke König. Solo cabe concluir que la JUR muestra graves deficiencias, que lastran el desempeño de su importante labor.