
La digitalización simplifica la comercialización de productos financieros complejos, lo que entraña riesgos para el cliente. Así lo cree el Banco de España que con buen criterio alerta de esta amenaza. No se trata de frenar la inaplazable transformación digital del sector financiero.
Pero es un hecho que la nueva normativa que entra en vigor en 2018 abre la puerta a que bancos, tecnológicas y fintech pongan al alcance del gran público, gracias a Internet, productos sofisticados. Aunque la responsabilidad final sobre lo que se comercializa recae en las entidades, el cliente debe extremar la cautela e informarse bien de lo que adquiere. En el nuevo mercado, no basta con la destreza en el manejo de la tecnologías; se requiere también una mayor cultura financiera.