Facebook dará en 2018 un importante cambio a su política fiscal. Será entonces cuando declarará sus ingresos por publicidad en todos los países, como España, en los que tenga sede. Así, dejará de derivar sistemáticamente su negocio internacional a Irlanda, donde obtiene ventajas impositivas. La nueva práctica atajará anomalías, como el hecho de que Facebook, pese a su amplia implantación en España, declare pérdidas en nuestro país.
Pero, sobre todo, constituye un ejemplo de buenas prácticas para el sector tecnológico. Estos gigantes deben convencerse de su obligación de tributar por su actividad en aquellos territorios en los que la genera, y reconocer la función real que desarrollan sus filiales en territorios como la UE, en vez de disfrazarlas de meras comisionistas.