Editoriales

El secesionismo, sin hoja de ruta

Mañana comienza la campaña electoral de las elecciones catalanas del próximo día 21. Sólo puede sorprender que los partidos independentistas lleguen a la etapa de los encuentros con sus votantes, y del debate con sus contrincantes sin haber presentado programas electorales (al contrario de lo que ya han hecho Ciudadanos, PSC y PP).

La completa ausencia de propuestas explícitas en lo que a la economía respecta es especialmente llamativa. Esa actitud equivale a negarse a dar respuestas a trabajadores, empresas e inversores, pese a la inquietud que todos ellos han mostrado frente a las consecuencias que la deriva soberanista ha tenido en la economía catalana.

El silencio no puede ser la respuesta a una situación que, como el ministro Luis de Guindos anticipa, provocó, una contracción del PIB catalán en el mes de octubre. El argumentario económico de Junts per Catalunya (la lista diseñada por el PDeCAT para el 21-D) y, sobre todo, de ERC parece haberse agotado completamente, una vez que se demostró que todas sus promesas sobre las consecuencias de plantear una secesión unilateral se han revelado como falsedades que la realidad esfumó. El mejor ejemplo lo ofrece el éxodo empresarial (todavía no detenido) que hizo añicos el pronóstico del exvicepresidente Oriol Junqueras de que "ninguna empresa se marchará".

La ausencia de programas evidencia la ausencia de un plan de los partidos secesionistas que pueda orientar la gestión de los problemas más urgentes de la economía catalana. La falta de una hoja de ruta aboca a la parálisis que caracterizó al Govern de Carles Puigdemont para todos los aspectos que no afectarán directamente al procés.

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