El PIB español creció un 0,8% de julio a septiembre. El dato supone una desaceleración muy leve, una décima, sobre el segundo trimestre. Además, muestra que la inversión productiva exhibe un buen comportamiento, con un alza del 2,5%. Se trata de resultados meritorios, considerando que en septiembre comenzó a extremarse la deriva soberanista, lo que lastró la economía catalana y afectó a la del conjunto de España.
El impacto del procés ha sido de momento limitado, como el ministro Luis de Guindos resaltó en el encuentro CFOrum, organizado en la sede de elEconomista. Pero para que el PIB mantenga ese ritmo resulta clave que, tras el 21-D, no vuelva a plantearse una secesión unilateral y se dé seguridad jurídica a la actividad económica.
