
Repsol ultima su regreso al negocio de las energías renovables. La petrolera trabaja con la firma de asesoramiento financiero Alantra (antigua N+1) para detectar oportunidades de compra en este ámbito. Es posible que los detalles tarden en conocerse, ya que constituirán uno de los puntos principales del plan estratégico que se presentará en marzo.
Lo que ya puede afirmarse es que los años de recortes de gastos en Repsol y de saneamiento surten efecto y la compañía se encuentra en condiciones de volver a centrarse de nuevo en el crecimiento. Y en esa expansión, aun cuando no descuide su negocio tradicional centrado en el crudo, lo cierto es que las energías verdes están ganando cada vez más terreno.
Se trata de una tendencia detectable en Repsol y en el resto de las grandes petroleras mundiales. De hecho, la semana pasada, la empresa que preside Antonio Brufau activó junto a sus socios los primeras desembolsos del fondo internacional OGCI, el brazo inversor de estas compañías especializado en renovables. En nuestro país, Cepsa dio un paso semejante al desembarcar en el negocio eólico con una inversión de 35 millones en Jerez.
Se trata de movimientos inteligentes, ante las tendencias que muestra el sector. Es cierto que la demanda global de crudo aún muestra alzas y sería ingenuo pensar que desaparecerá en los próximos años. Ahora bien, los cambios tecnológicos y legislativos en el ámbito del transporte y el suministro de energía apuntan en una misma dirección: una mayor preocupación por el medioambiente y una cada vez más retrictiva tolerancia al uso de combustibles fósiles. No será una evolución necesariamente negativa para las petroleras si éstas continúan dando los pasos necesarios para diversificar su actividad.