España vuelve a destacar en el panel de previsiones del FMI. Los pronósticos mejoran una décima las expectativas del PIB para 2018, hasta el 2,5%, mientras mantiene en un notable 3,1% el avance de 2017. Ahora bien, el Fondo avisa sobre los retos pendientes, que impiden caer en la complacencia.
Así, el avance de la economía debe mucho a la buena marcha de las exportaciones, pero un euro cuya tendencia dominante aún es alcista puede ponerla en entredicho. Pero la mayor amenaza radica en la deriva soberanista. La irresponsabilidad con que se ha sembrado el miedo en empresas y ahorradores puede, en el corto y medio plazo, retraer la inversión y el consumo, de modo que amenace la recuperación no sólo en Cataluña, sino en el conjunto de España.
