En julio, el PSOE rechazaba de plano aplicar el artículo 155 de la Constitución en Cataluña. Pero ayer levantó el veto y admite que la defensa del Estado de Derecho está por encima de todo. Este cambio de posición permite al Gobierno contar con Ciudadanos y con los socialistas y refleja la unidad de la mayoría del arco parlamentario frente al desafío soberanista de Cataluña.
Pero aplicar un artículo que sustituiría a la Generalitat en sus funciones se trata de una medida extrema que no tiene cabida ni siquiera ante la continua desobediencia de la que hace gala el Gobierno de Carles Puigdemont. Es más, solo podría estar justificado en el caso extremo de que Cataluña declarara la independencia de manera unilateral.