Editoriales

La gestión activa debe demostrar su valor

Las menores comisiones y las elevadas rentabilidades obtenidas han aupado a la gestión pasiva como opción favorita para muchos inversores. De ahí que el dinero depositado en estos productos que replican el comportamiento de índices bursátiles (ETF) quintuplicara en 2016 al de las herramienta de gestión activa. En cambio, este año las diferencias entre ambos son prácticamente inexistentes.

El buen momento de mercados como el europeo, una plaza menos eficiente que EEUU, en la que resulta fácil batir a los índices, reduce las ventajas de los ETF. Se entra, por tanto, en un escenario más propicio que la gestión activa debe aprovechar para diferenciarse y obtener rentabilidades que justifiquen las comisiones que reclaman a los clientes.

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