
Como se preveía, el BCE evitó dar detalles sobre la retirada de sus estímulos monetarios. Es más, fue tajante al confirmar que no comentará nada hasta la reunión del eurobanco de octubre. La prudencia del presidente Draghi es lógica. Cualquier dato que revele puede impulsar aún más al euro. De hecho, ayer volvió a apreciarse hasta tocar los 1,206 dólares.
Pero, sobre todo, el mes próximo tendrá un horizonte más despejado para tomar decisiones. Así, contará con más datos para evaluar si persiste la debilidad del IPC en el segundo semestre, la cual le ha llevado ya a rebajar sus pronósticos sobre la inflación en 2018. Pero igualmente importante será el hecho de que las elecciones alemanas ya habrán pasado y el BCE tendrá margen para actuar con mayor libertad.