
España también ha claudicado ante el dominio abrumador de Google y Facebook en publicidad digital. Lo demuestra que ambas multinacionales acaparen una participación superior al 75% del total de los ingresos en este ámbito. Resulta obvio que el duopolio es perjudicial para un sector en franco crecimiento en el que es preferible una mayor competencia. Pero este hecho no debe llevar a criticar el espectacular crecimiento logrado por estas firmas en pocos años.
Otra cosa muy distinta ocurre con las cuestionables prácticas fiscales de las que Google y Facebook hacen gala. El mecanismo se basa en presentar como meras comisionistas a las filiales establecidas en países como el nuestro. En consecuencia, solo declaran los ingresos que reciben de sus matrices, registradas en países como Irlanda con baja tributación, por la prestación de los servicios.
Se dan así situaciones insólitas como que el buscador que factura en España más de 1.000 millones declare ventas de tan solo 66,6 millones. Algo similar ocurre con Facebook, que ingresa entre 150 y 200 millones y reporta un negocio de solo 7,1 millones. Nadie discute que estas prácticas son legales en España y en Europa y que la legislación laxa de la UE en estos asuntos las incentiva. La vigilancia de Hacienda obligó a Amazon a reconocer un incremento de sus ingresos en España, de forma que éstos se han duplicado.
Pero urge un cambio legislativo que obligue a declarar a las empresas por la actividad económica que realizan en cada país. Googe y Facebook se aprovechan de esta laguna legal para hacer su agosto. Los consumidores deberían tomar nota cuando pagan por los servicios de uno de estos gigantes del comercio por internet.