
Junts pel Sí volvió a ponerse a los pies de la CUP, al plegarse a presentar la ley de desconexión de Cataluña respecto a España, sin esperar al referéndum ilegal del 1-O. La norma es una clara manifestación de los propósitos reales que mueven el independentismo.
Queda claro, en primer lugar, su afán de despreciar toda legalidad, al abogar por medidas tan inauditas como arrogar al Parlament poderes constitucionales o no dignarse a establecer un mínimo de participación para considerar vinculante un referéndum. Pero igualmente escandaloso es su intención de buscar una vía para redimir a los líderes independentistas de su inhabilitación, decretando una arbitraria amnistía. Se trata de una aberración jurídica puesta al servicio de los políticos que violaron la ley.