La reunión de ayer de los integrantes del Pacto contra el terrorismo yihadista se saldó con el resultado esperado. Podemos y los grupos nacionalistas asistieron al encuentro como observadores y únicamente respaldaron un "consenso básico" con el resto de formaciones. Sólo puede sorprender esa actitud en unos partidos que juntos suman el 25% de los diputados que integran el Congreso en España.
Hablamos de un país que ha sufrido dos de los peores atentados cometidos en Europa por el terrorismo islamista, el 11-M y los recientes ataques en Cataluña, y se halla permanentemente en la mira de tales fanáticos. Una amenaza de esta magnitud exige algo más, para ser vencida, que un pacto de mínimos entre sus principales partidos.
