Editoriales

Banco Popular mantiene su hoja de ruta

Banco Popular ha encargado a varios bancos de inversión, como JP Morgan o Lazard, que empiecen a sondear el mercado con objeto de pulsar qué opciones se presentan para una posible venta. No existen motivos sólidos para que un movimiento de este tipo, por sí solo, genere alarmismo, ni siquiera en el caso de Popular, una entidad tan tradicionalmente celosa de su independencia.

La opción de llevar a cabo una operación corporativa de tal índole se encuentra públicamente sobre la mesa desde la última junta de accionistas del banco. Fue el propio Emilio Saracho, presidente desde el pasado mes de febrero, quien habló con claridad de ella, como una solución a la difícil situación que atraviesa el banco, debida al elevado peso de los activos inmobiliarios en su balance.

A nadie puede extrañar, por tanto, que el equipo de Saracho se ponga ya manos a la obra, ante la posibilidad de que, en el futuro, tenga que pilotar una operación siempre compleja como es una venta. Es más, los pasos se están dando sin prisas, debido a que hay más posibilidades abiertas en el horizonte. Nadie ha descartado la opción de emprender una ampliación de capital, de la que Saracho también habló ante sus accionistas. De hecho, la semana pasada Popular reactivó la venta de activos no estratégicos; en concreto, vendió a Abanca la antigua financiera de Banco Pastor.

Con estas desinversiones, el presidente Saracho busca recuperar la credibilidad de los mercados, un paso fundamental previo a toda ampliación de capital. Por tanto, ambas posibilidades (venta o nueva apelación a los accionistas) siguen abiertas y está por ver cuál será la decisiva en el futuro del banco. Lo que es seguro es que Popular mantiene sin cambios su hoja de ruta.

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