
A partir del 16 de mayo, el precio de la bombona de butano de 12,5 kilogramos subirá un 5%, hasta 14,18 euros, lo que implica un incremento del 25,9% en menos de un año. En concreto, desde julio de 2016, que es cuando se pagaba a 11,27 euros, su coste más bajo de los últimos años. Al contrario de lo que pueda parecer, esta importante revalorización no elevará los beneficios de las petroleras implicadas (Repsol, Cepsa y Disa).
Muy al contrario, el repunte registrado por el crudo en el mismo periodo ha sido superior. Debido a ello, y a que el precio de esta bombona está regulado, las petroleras se han visto obligadas a vender a pérdidas durante meses. Este quebranto también ocurrió en 2009 y obligó al sector a llevar al Gobierno a los tribunales. Hasta el momento, los jueces han fallado a favor de las petroleras, obligando al Ejecutivo a devolver más de 200 millones.
La amenaza de las empresas de volver a acudir a la vía judicial ha obligado a Energía a promover estos importantes incrementos de precios que, por lo menos, compensan la venta a pérdidas de meses anteriores. Las alzas son, ante todo, un recurso que resuelve un problema muy localizado, pero que no sirve para remediar la insostenible situación que el sector vive desde hace años.
La solución definitiva solo puede pasar por afrontar la liberalización total del butano. De momento, solo la bombona menos pesada, conocida como butano Cepsa, tiene un precio libre, lo que ha elevado la competencia en dicho segmento. Mantener la regulación en la bombona de 12,5 kilogramos, limitando los incrementos de precios al 5%, lastra a las empresas, e impide una mejora del servicio a los ciudadanos.