El Tribunal Superior de Cataluña inhabilita al expresidente catalán Artur Mas por su implicación en el referéndum ilegal del 9-N. Es un desenlace lógico tras escuchar su débil defensa. Resulta inverosímil descargar la responsabilidad de una consulta organizada por la Generalitat en los grupos independentistas ciudadanos. Tampoco se sostiene su ignorancia de la prohibición del Constitucional, cuando se le comunicó días antes de la votación.
Mas, por tanto, sólo podía acabar inhabilitado, lo que implica truncar su expectativa de concurrir a unas elecciones anticipadas, lo que descabeza aún más a la antigua CDC ya asolada por la corrupción. Su intención de hacer un mártir de Mas es sólo una huida hacia adelante para intentar frenar su debacle y el ascenso de ERC.
