No es fácil de entender que Deoleo, líder mundial en aceite con marcas como Carbonell o Koipe, atraviese una situación financiera tan delicada que obligue a su nuevo equipo directivo a reducir capital para eludir la disolución. Pero esa es la triste realidad de una compañía que durante demasiados años ha sido víctima de una gestión nefasta.
Ejemplos de ello son la pérdida de contacto con los proveedores, que ha llevado a Deoleo a sufrir la volatilidad de los precios, y el fraude en Italia (extensivo a todo el sector), vendiendo aceite de peor calidad como si fuera virgen extra, y que ha generado costes por casi 70 millones. Por fortuna, todo indica que los nuevos gestores toman las decisiones adecuadas para acabar con el lastre del pasado y reconducir la situación.
