
Donald Trump lleva un mes en la Casa Blanca y ya ha demostrado el error de quienes, ingenuamente, veían en el presidente un mero agitador, abocado a moderar su proceder tras jurar el cargo. México puede dar fe como pocos países de los graves efectos que tendrán las políticas a las que Trump aún se aferra.
El país azteca es el primer afectado de pretensiones como levantar muros fronterizos, imponer aranceles a la importación o romper unilateralmente tratados comerciales. El ataque directo a un país con el que España mantiene tan profundos lazos culturales y económicos no podía pasar inadvertido para las patronales de nuestro país.
Como demuestra la encuesta elaborada por elEconomista, los empresarios de los más diversos sectores son plenamente conscientes de la gravedad que implican unas medidas que "conducen a la desigualdad", "frenan la globalización" o suponen una involución en ámbitos tan importantes como la sostenibilidad energética. Pero merece elogiarse que las patronales no se limiten a las palabras y aseguren que adoptarán un rol más activo, disponiéndose a ahondar aún más las relaciones con el gran país hispano de Norteamérica.
Los vínculos entre México y la UE ya son estrechos despúes de casi dos décadas de vigencia del tratado de libre comercio que une ambas economías. Ahora bien, existe la posibilidad de llegar mucho más lejos en ámbitos como la contratación de trabajadores, los estándares de seguridad sanitaria o la propiedad intelectual en las conversaciones que las dos áreas mantendrán en abril y junio próximos. El compromiso que el sector empresarial español brinda a México está llamado a ser crucial para que tan prometedoras posibilidades se materialicen.