
La evidencia de que Wall Street aún es el centro financiero global más importante ha influido para que, tradicionalmente, buena parte de las empresas con mayor capitalización bursátil sean estadounidenses. Pero ese hecho no basta a la hora de explicar que, por primera vez en una década, no haya ni una firma europea entre las 15 más grandes del mundo.
La razón hay que buscarla en la escasa pujanza de las empresas tecnológicas del Viejo Continente, incapaces de acercarse a los valores ya no solo de las americanas (Apple, Alphabet, Amazon...), sino tampoco de las chinas como Alibaba, Tencent y China Mobile. Urge que las empresas de la UE apuesten con mayor decisión en los sectores que marcarán el futuro si quieren recuperar relevancia.