
El expresidente catalán Artur Mas hizo todo un ejercicio de equilibrismo en su declaración ante el juez. El político convergente se afana en apuntalar su credibilidad ante el secesionismo, apareciendo como el "máximo responsable", en cuanto a la "idea", del referéndum del 9-N. Ahora bien, en paralelo, asegura que su organización recayó en los grupos independentistas no institucionales.
Pero el president fuerza aún más su posición, al negar que desobedeciera al Constitucional, ya que nunca recibió una advertencia clara sobre el efecto de la consulta. Es una posición insostenible, considerando la contundencia con que el Tribunal prohibió la votación cuatro días antes de celebrarse. Todo indica que Mas violó la ley a sabiendas, lo que lo aboca a su inhabilitación.