
El cambio hacia una sociedad más sostenible pasa por una transición hacia un modelo energético bajo en carbono. Así lo estima la Comisión Europea que ha instado a todos los países a avanzar en esa línea. El desafío es de gran altura y España debe afrontar este proceso evitando caer en los habituales retoques y cambios en legislaturas posteriores que afectan a la seguridad jurídica.
Un futuro en el que la tecnología será fundamental para generar energía limpia, y en el que avances como las redes inteligentes cambiarán hasta el modelo de relación con los clientes, obliga a un diálogo fluido que, hasta el momento, no ha existido. Urge, por tanto, un pacto político que permita afrontar con garantías la obligada transición energética.