Editoriales

Invierno difícil para la tarifa de la luz

El precio de la electricidad en el mercado mayorista alcanzará esta semana nuevos máximos y se puede prever que enero terminará con un alza de la luz del 28%. Tan abultado avance, sin duda, intensificará el debate sobre los encarecimientos de este suministro. Se trata de una cuestión proclive a suscitar polémica; por ello, es crucial someterla a un análisis sosegado para evitar simplificaciones.

En primer lugar, debe considerarse que el alza no afecta a todos los consumidores, sino sólo a los sujetos al mercado regulado, el 46% del total. El resto, gracias a la reforma energética, contrataron su tarifa acudiendo directamente a los operadores. Ahora bien, seguir en el mercado regulado no implica quedar a merced de una negociación arbitraria.

El pool funciona como todo mercado marginalista. Existe un orden de entrada en él, que ordena que las tecnologías más baratas oferten primero y que sea la última que consigue cubrir la demanda total de electricidad la que fije el precio del conjunto. Ahora bien, ahora ese rol recae sobre el gas, la fuente más cara de todas, por la coincidencia imprevisible de varios factores.

Así, la virulencia de la ola de frío dispara la demanda eléctrica en un momento en que la escasez de lluvias y viento paraliza las renovables. Por si fuera poco, la demanda aún se eleva más por la necesidad de exportar energía a Francia, un país todavía no recuperado del parón de varias de sus nucleares por cuestiones de seguridad.

Nunca es completamente descartable la posibilidad de que algunos actores cometan abusos y, por ello, la CNMC se mantiene vigilante. Ahora bien, las causas principales del alza actual de la luz deben buscarse en un invierno inusualmente difícil para el mercado eléctrico.

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