
El anuncio de Ford de suspender el proyecto de una planta de montaje en México tendrá un impacto negativo en el país azteca de 1.500 millones. Más allá de la pérdida de inversión y empleo, a nadie se le escapa que la decisión responde a las amenazas de Donald Trump.
El magnate nunca ha escondido una injusta aversión a su vecino del sur y la última prueba está en un serio aviso a General Motors de imponer aranceles si continua fabricando vehículos fuera de EEUU. Sin duda, México se verá afectado por la posible huida de empresas. Pero el proteccionismo de Trump también perjudica a las firmas estadounidenses, ya que se las estará privando de trabajar con un país con el que durante décadas han mantenido estrechos vínculos industriales y laborales.