El Gobierno pactó ayer una subida del 8 por ciento del Salario Mínimo Interprofesional (SMI), de modo que quedará el año próximo en 707 euros mensuales. Es una cifra inferior a los 800 euros que pedía una proposición de Podemos, pero aún entraña sus riesgos, ya que es la mayor subida en 30 años.
Sin duda, las necesidad del Ejecutivo de llegar a acuerdos hace inevitables las cesiones. Ahora bien, no debe olvidarse que el SMI es la referencia que toman multitud de convenios salariales y es probable que se intensifiquen las presiones inflacionistas. A ello debe sumarse el peligro de que el incremento de los costes laborales aborte la creación de empleo y que las mejoras de competitividad de los últimos años se pierdan.
