
El Gobierno baraja un tope para el déficit autonómico del 0,4% en 2017. El Ejecutivo reduciría así a la mitad el ajuste de 6.000 millones en un año al que estaban abocadas. No en vano, según la hoja de ruta original, el límite debe bajar del 0,7% de 2016 a un 0,1% el año próximo.
La nueva meta se situaría, por tanto, en un punto intermedio más realista que, además, permite que las autonomías también se beneficien de la mayor holgura que la UE concedió para bajar este desequilibrio. Sin embargo, conviene mantener los controles y la disciplina para asegurar que ese tope se respete y no resurjan los incumplimentos flagrantes. La vigilancia será especialmente importante en 2017, cuando las liquidaciones del sistema de financiación serán menos cuantiosas.