
El Ejecutivo ha puesto ya sobre la mesa sus planes para los Presupuestos de 2017. Las subidas de impuestos tienen protagonismo. Son, sin duda, alzas acotadas, ajenas al IRPF y al IVA, y centradas en tributos especializados, como los medioambientales. También abordan cambios fiscales insoslayables (el ínfimo rendimiento de Sociedades) o retrasados (la implantación de la tasa a los vehículos pesados).
Claramente, se trata de primeros tanteos orientados a aprovechar las opciones posibles, por la vía de los ingresos, para reducir el déficit sin acometer más recortes. Ahora bien, conviene limitar el recurso a las alzas fiscales en un país tan dependiente de la demanda interna y en el que es incierto hasta dónde llegará la desaceleración en 2017 y cómo afectará a la recaudación.