
Hace seis años, la compra de redes de gas a Endesa permitió a Goldman Sachs aterrizar en el sector energético español. Así nació Redexis, una firma que se reforzó notablemente con movimientos como la aún reciente adquisición de activos a Repsol y Naturgas.
Considerando las prometedoras expectativas de la venta de Redexis, puede sorprender que Goldman lleve un año posponiendo la operación y que no se haya decidido a relanzarla hasta la semana próxima. Sin embargo, el banco de inversión ha tenido una razón de peso para mostrar tanta cautela: la interinidad política en España.
De hecho, si la venta no se sustanció en mayo pasado fue debido a la convocatoria de las elecciones de junio. Nadie puede afirmar que la incertidumbre se haya disipado después de esos comicios, pero resulta comprensible que Goldman se decida ahora a impulsar la venta. El sector gasístico español presencia un fuerte auge inversor, como demostraron la venta de Madrileña Red de Gas a PGGM, Gingko y EDF y, más recientemente, la entrada de GIP en Gas Natural, empresa que ayer inició una nueva etapa con Isidro Fainé como presidente.
Pese a las dudas políticas, el apetitito inversor de los fondos está justificado ya que el gas ofrece una inmejorable oportunidad. Las garantías que ofrecen sus ingresos recurrentes y su operativa en un marco jurídico ya estabilizado por la reforma energética apenas tienen rival en el contexto actual de tipos bajos. Por ello, todo apunta a que Goldman podrá alcanzar las ambiciosas cifras, 2.000 millones, que maneja para su venta.