
Los tres principales operadores de telecomunicaciones de Europa (Telefónica, Vodafone y Orange) se unen para crear un nuevo protocolo, que supone un avance de primer orden en la defensa de la privacidad en internet. Su raíz se halla en el desarrollo de lo que la multinacional española llamó cuarta plataforma, que ahora se verá potenciada por la adhesión de Vodafone y Orange.
Se trata de una gran base de datos que los clientes de estas operadoras podrán consultar, para saber cuáles de sus datos personales están en poder de empresas como Google o Facebook, y decidir si bloquean ese acceso o si reclaman pagos por su uso. La iniciativa de las telecos llega así incluso más lejos que la histórica sentencia del Tribunal de la UE que, en octubre de 2015, prohibió a las multinacionales enviar a sus matrices en Estados Unidos las ingentes cantidades de datos que recopilan de los internautas europeos.
Este fallo no atajó el núcleo del problema, que es el libre acceso de los gigantes de Internet a esa información. De hecho, desde entonces han refinado sus métodos y Facebook ya trabaja en algoritmos de reconocimiento facial, una herramienta tan potente como la que permite obtener huellas dactilares, con objeto de estrechar aún más el control sobre los usuarios de su red social.
El desarrollo de la cuarta plataforma cuenta con suficiente capacidad para poner coto a ese creciente poder, que no sólo supone un atentado a la intimidad de los internautas europeos. Además, el enorme caudal de datos que las tecnológicas manejan de sus usuarios les permite utilizarlos como público cautivo para ofrecerles gran cantidad de servicios, en condiciones semejantes a las propias de un oligopolio.