
La histórica multa de 13.000 millones con la que Bruselas castigó esta semana a Apple ha puesto el foco sobre las arraigadas prácticas de ingeniería fiscal que la marca de la manzana aplica en Europa. Sin embargo, Apple está lejos de constituir un caso aislado. De hecho, se trata de una operativa muy común de las multinacionales tecnológicas.
Google, Facebook, Twitter y Yahoo facturan todo el negocio que generan en España a través de Irlanda. El mecanismo, bien conocido, se basa en presentar como meras comisionistas a las filiales de estas empresas establecidas en países como el nuestro. En consecuencia, sus únicos ingresos son los pagos que reciben en concepto de prestación de servicios de sus matrices, situadas en Estados con tipos impositivos mucho más bajos.
Se dan así situaciones insólitas como que Facebook sólo haya pagado a Hacienda 260.000 euros desde que se implantó en España o que el 96 por ciento de la cifra de negocio de Google Spain provenga de Irlanda. Nadie discute que prácticas como éstas son legales en la UE. El problema estriba en que sirven de base para acometer graves irregularidades.
Como Bruselas demostró en el caso de Apple, Irlanda mantiene acuerdos diseñados a medida de estas multinacionales para que su factura fiscal sea aún más reducida de lo que establece su propia legislación, lo que constituye una ayuda de Estado y viola de forma flagrante las normas comunitarias. La Comisión dispone, por tanto, de una muy sólida base para continuar estrechando el cerco a las multinacionales tecnológicas, de modo que dejen de tener cobertura en sus prácticas habituales de evasión fiscal y comiencen a tributar según su actividad real en cada país.