
A pesar del excepcional año del turismo en España, con récord de visitantes, el sector sabe que el 30% de la actividad es atribuible a una demanda externa prestada por el aumento de la inestabilidad política en países competidores del Mediterráneo. Una mejora en territorios como Turquía originaría que parte de esos visitantes cambiaran sus destinos vacacionales.
Para evitarlo, es necesario invertir para elevar la competitividad de un sector clave para el PIB. El problema es que la incertidumbre política ha paralizado la inversión del 20% de las compañías. Los empresarios aciertan al pedir que se ponga fin a la crisis política. Prolongar la situación de desgobierno no hará más que limitar su crecimiento futuro.