Editoriales

Jarro de agua fría a Matteo Renzi

En la imagen, Matteo Renzi.

La decisión del Tribunal de Luxemburgo de imponer sacrificios a accionistas, bonistas y acreedores para lograr ayudas de Estado en favor de un banco deficitario se argumenta por la defensa de la competencia. Queda corroborada de esta manera la línea seguida por la Comisión, que trata de garantizar que antes de la concesión de cualquier rescate, las entidades que presentan déficit de capital se esfuercen junto con sus inversores en reducir ese descubierto.

De no hacerlo, habría bancos que recibirían una ayuda superior que otros que sí han trabajado para subsanar el problema. Como era de prever, este rescate a la europea tiene consecuencias para todos los gustos. De primeras hundirá la cotización de los bancos. Cuando se pensó que las presiones del BCE bastarían para que Bruselas no pasara la factura de los rescates a los accionistas, los títulos de las entidades financieras volaron en bolsa. Las que más, las de los bancos italianos que subieron hasta un 18% en una jornada.

El cambio supone un jarro de agua fría para la banca transalpina que vendió entre sus clientes productos complejos. Estos cientos de miles de inversores también asumirán parte del rescate lo que, sin duda, incentivará el auge del populismo en Italia.

Matteo Renzi creyó que el temor de la UE al creciente poder de estos partidos que buscan la destrucción de Europa sería definitiva para imponer su modelo de rescate en el que el contribuyente es el que paga las crisis financieras. No ha sido el caso. Bruselas ha sido fiel al guión inicial y no se ha dejado intimidar. La decisión debilita aún más la ya de por sí delicada situación de Renzi, que en octubre se enfrentará a un referéndum constitucional que podría acabar con su carrera.

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