
El volumen de deuda pública en manos de fondos y particulares alcanza mínimos históricos. Los primeros poseen sólo el 2,2% del total de activos emitidos por el Tesoro; en el caso de los segundos, el porcentaje baja al 0,04%. Esta aversión es un acto reflejo comprensible ante el desplome de la rentabilidad que estos títulos presentan, dado que, en el caso español, el interés promedio quedó por primera vez por debajo del 3% en abril.
La situación no tiene visos de mejorar, ya que la inestabilidad reinante garantiza el mantenimiento de una política monetaria expansiva a largo plazo. En esta circunstancia, el ahorrador y los gestores no tienen más remedio que tomar decisiones con más riesgo si quieren obtener verdaderas rentabilidades.