
La banca presenció un fenómeno llamativo el pasado trimestre: fueron 27.816 millones los movilizados a través de pagos con tarjeta. Por primera vez, el volumen de estas operaciones supera al propio del uso prioritario que los usuarios dan a sus tarjetas, esto es, la extracción de efectivo de cajeros.
Es pronto para identificar tendencias, pero todo apunta a que la nueva política de comisiones en los terminales actúa como el acicate que los usuarios necesitaban para apostar por el pago electrónico. Se trata de un cambio de hábitos que beneficiará a la banca, ya que se elevará la partida obtenida de los recargos aplicados a comercios, en un momento en que necesitan con urgencia elevar ingresos. Al tiempo, los clientes se adaptan a una digitalización de servicios que ahorrará costes.