Editoriales

Prosigue al auge de las socimis

La recuperación de la economía alcanzó en 2015 una velocidad de crucero que todavía se mantiene, y las consecuencias del despertar se notan incluso en la zona cero de la crisis, el ladrillo. No en vano el sector vuelve a ser objetivo de todo tipo de inversores. Sin embargo, son las sociedades anónimas cotizadas de inversión inmobiliaria (socimis) los agentes que más provecho obtienen de esta situación, frente a las empresas tradicionales de este ámbito.

De hecho, contradiciendo a quienes daban al sector por copado, cinco nuevas sociedades de este tipo debutarán en los próximos seis meses, con un capital de más de 1.500 millones. En paralelo, hasta tres entidades bancarias, incluyendo una de tanto peso como el Sabadell, preparan sus propios lanzamientos. Continúa así una evolución que puede calificarse de vertiginosa, considerando que fue en 2014 cuando debutaron en la bolsa española las primeras cuatro socimis (Merlin, Hispania, Axiare y Lar) con sus carteras vacías de inmuebles.

Desde entonces, las han rellenado con activos cuidadosamente seleccionados. Si a ello se suman otros factores, como su atractivo dividendo, ya que deben repartir de esta forma la casi totalidad de sus beneficios, se comprende el éxito que han cosechado. Con todo, aún más importante es lo adecuado de su modelo de negocio considerando el nuevo ciclo del sector. El estallido de la burbuja manifestó los peligros de centrar toda la actividad en la compraventa, como era propio de las inmobiliarias tradicionales. Las socimis, por el contrario, rentabilizan sus activos mediante el alquiler lo que las diferencia como una nueva forma de invertir en ladrillo que no incurre en los riesgos del pasado y cuyo auge tiene recorrido.

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