El Santander acometerá una profunda reestructuración en España, ya que cerrará 450 oficinas y pactará hasta 2.000 bajas de personal. Las cifras exactas se sabrán al término del proceso negociador en el que la entidad se embarcará para hacer el proceso lo menos traumático posible. Lo que ya resulta claro es que el contexto en el que opera la banca europea dicta estos cambios. Los tipos en mínimos han minado más unos niveles de rentabilidad aún convalencientes.
A ello, se suma el cambio de hábitos, hacia la banca digital, y la irrupción de nuevos competidores (las tecnológicas) que transformarán para siempre la razón de ser de las sucursales y las tareas de su plantilla. Pero, sobre todo, el Santander demuestra que la época de los ajustes continúa para la banca española.
